La Guerra de 1898, un antes y un después para España


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La crisis del 98, supone, para muchos historiadores el inicio de la crisis del sistema de la Restauración. El "desastre del 98" hizo resquebrajar las bases del sistema y planteó la necesidad de tomar medidas orientadas a la regeneración de la vida política y social del país.

Entre la Paz de Zanjón, con la que se puso fin a la Guerra de los Diez Años, los gobiernos españoles tuvieron 17 años para introducir en Cuba algunas de las reformas defendidas por los autonomistas isleños. Pero la falta de un proceso descentralizador que dotara a la isla de órganos representativos, y la política fuertemente proteccionista con que se estrangula la economía cubana favorecieron el surgimiento de nuevas revueltas que condujeron a la independencia.

Este proceso se produjo por múltiples y complejas causas, entre las que se destacan algunas de carácter político-ideológicas, sociales, económicas e internacionales.

 Las corrientes ideológicas que procedían del liberalismo están presentes en la Europa de la época y eran conocidas en el continente americano, donde se convirtieron en el germen del independentismo. A esto se unieron dos ejemplos revolucionarios: la independencia de las colonias norteamericanas y la Revolución francesa que darían argumentos ideológicos a los independentistas para comenzar la revuelta.

Las causas sociales que dieron lugar a ese acontecimiento hay que buscarlas en la política colonial de los Borbones, las reformas llevadas a cabo no mejoraron una gestión política marcada por la marginación de los criollos, grupo social llamado a dirigir el proceso de independencia cuya aspiración era conseguir el poder político que el centralismo español les negaba.

Por otra parte, las causas económicas se basan en el hecho de que Cuba era el mayor exportador mundial de azúcar, café y tabaco España tenía el monopolio de su comercialización. Los Borbones españoles, con su centralismo y fiscalidad, provocaron un creciente malestar en las colonias americanas, al considerar éstas que sus intereses y sus necesidades no son tenidos en cuenta.

Cabe destacar las circunstancias internacionales, definidas por los continuos conflictos entre la monarquía española y británica, provocando el aislamiento entre las colonias españolas y la metrópoli, esta situación seria aprovechada tanto por Gran Bretaña como por los Estados Unidos para ayudar a las colonias hispanoamericanas, deseosos por eliminar en el monopolio comercial español y comerciar libremente con el continente.

Las relaciones hispano-cubanas estarán marcadas por tres conflictos armados que terminarán con la independencia de la colonia.

Aprovechando la caída en 1868 de Isabel II, un hacendado cubano, Manuel de Céspedes, inicia la guerra contra España por la independencia en octubre de 1868 con el Grito de Yara. Comenzaba así la llamada Guerra de los Diez Años (1868 – 1878), una guerra larga y cruenta, de desgaste en la que los rebeldes practicaron la táctica de la guerrilla. El gobierno español pudo entonces concentrar sus esfuerzos en Cuba, que bajo la promesa de amnistía, reformas y autonomía, consiguió que terminara la guerra con la Paz de Zanjón (1878). Pero España no cumplió sus promesas, tras un nuevo intento frustrado (Guerra Chiquita, 1879-80), los cubanos se convencieron, de que la única solución era la independencia de España. En ella los cubanos fueron derrotados por falta de apoyos, escasez de armamentos y por la superioridad del ejército español.

Los dirigentes de la insurrección que dio comienzo a la Guerra de Independencia de Cuba (1895 – 1898) fueron José Martí, Antonio Maceo y Calixto García. Tras el Manifiesto de Montecristi donde se plantearon los objetivos de la insurrección esta comenzó con el Grito de Baire el 24 de febrero de 1895. Los rebeldes proclamaron la República de Cuba. Se envió a Cuba al General Martínez Campos, (política de mano de terciopelo). Así en 1896 fue sustituido por el General Valeriano Weyler (política de mano de hierro) quién dividió la isla en sectores concentrando a la población en campos con condiciones muy deficientes, lo que provocó un desastre demográfico entre la población concentrada. La idea era, tras conseguir los primeros éxitos militares, tratar de introducir reformas autonómicas que estabilizaran la situación política. Sin embargo, éstas no serán bien vistas por los Estados Unidos, que reconoció la beligerancia cubana en mayo de 1897, de tal modo que, a partir de entonces ayudaría a los insurgentes. En 1897, se produjo un cambio en la política española respecto a Cuba, con una estrategia de pacificación, concedió una amplia amnistía y un régimen de autonomía política a Cuba. Pero las reformas llegaban demasiado tarde y no hicieron otra cosa que incrementar la fuerza de los independentistas y las exigencias de los estadounidenses.

Paralelamente (1896) tuvo lugar un levantamiento en Filipinas del grupo armado del Katipunan con José Rizal como ideólogo.

En 1898, EEUU declara la guerra a España, el presidente McKinley amenaza con acabar con las importaciones de productos cubanos, si no modifica el gobierno español su política arancelaria, después de protestar oficialmente por la actitud del General Weyler. La razón fue el hundimiento, tras una explosión, del buque de guerra norteamericano, el Maine, anclado en el puerto de La Habana.

Los americanos intervienen en Filipinas y Cuba, desarrollando una rápida guerra que termina con la derrota de la escuadra española, por la desigualdad manifiesta de los ejércitos. Con las batallas de Cavite y Santiago, y la entrada de las tropas norteamericanas en Puerto Rico y Manila, la guerra terminaba

Con la Paz de Paris, terminó la Guerra hispano-estadounidense (10 de diciembre de 1898). Este Tratado se considera el punto final del imperio colonial español de ultramar y el principio del poder colonial de los Estados Unidos. Las cláusulas más importantes incluyen:

- Con la Independencia de Cuba España renuncia definitivamente a su soberanía Cuba, se acuerda la futura independencia de la isla pero será dominada por EEUU.

- La Cesión a Estados Unidos de Puerto Rico y de la isla de Guam (la mayor de las islas Marianas).

- La Cesión a Estados Unidos de Filipinas, a cambio de una compensación económica de escasa importancia (20 millones de dólares).

En febrero de 1899, España incapaz de defender los archipiélagos de las Marianas, las Carolinas y las Palaos, debido a su lejanía y a la destrucción de buena parte de la flota española, los venderá a Alemania por 25 millones de marcos. Era el fin definitivo del Imperio colonial español.

España quedaba no sólo marginada del reparto colonial, sino que perdía todas sus posesiones en Ultramar. El "Desastre del 98” abrió un periodo de debate sobre las responsabilidades de la guerra, el revisionismo, autocrítica y el regeneracionismo nacional.

En primer lugar, a nivel internacional, en este sentido España, cedió a EEUU, Cuba, Puerto Rico, las Filipinas y la isla Guam de las Marianas, en concepto de indemnización de guerra. 

Para Cuba, devastada por la guerra, se convierte en protectorado de Estados Unidos, y fue ocupada militarmente por estos. Para Filipinas supuso el inicio de una guerra de independencia contra EEUU.

Entre las consecuencias podemos señalar en primer lugar las pérdidas humanas, unos 60.000 soldados españoles perdieron la vida. La derrota supuso la pérdida de los ingresos procedentes de las colonias, así como de los mercados privilegiados que estas suponían y de las mercancías que, como el azúcar, el cacao o el café deberían comprarse en adelante a precios internacionales. Estas pérdidas no fueron tan elevadas por la repatriación de capitales de la burguesía que regresó a España.

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Este conflicto estuvo directamente relacionada con la crisis que sucede a finales del siglo XIX. Esta tiene lugar por la caída de los precios de los productos agrícolas debido  a la reducción de los costes del transporte y llega a España entre 1882 y 1897. En 1895 se inicia además la Guerra de la Independencia de Cuba, que concluye con la entrada de Estados Unidos en el conflicto en 1898. El gasto generado por la guerra militar en Cuba y Filipinas en un momento dado pudo contrarrestar el retroceso de la actividad. Pero posteriormente provocó el empeoramiento de la crisis creando problemas fiscales. La emisión de bonos o títulos    para financiar las guerras coloniales dejó el endeudamiento público en el 123% del PIB en 1902, a partir de ese año empieza a disminuir este dato debido a una reestructuración y una reforma fiscal. Para salir de ella, España depreció la peseta para disminuir la deuda quitándole valor a la moneda e instauró el proteccionismo comercial, para proteger la producción y empleos del país imponiéndole restricciones, limitaciones o aranceles a los bienes o servicios procedentes del exterior, encareciéndolos para hacerlos menos competitivos frente a los nacionales. Además, la economía española también  se benefició del regreso de capitales desde Cuba una vez se perdió la colonia.

Para España, 1898 supuso la pérdida de su antiguo Imperio, por lo que se convirtió en una potencia de segundo orden o nivel. Además, el sistema de la Restauración recibió un duro golpe, pero no sobrevivió al desastre. Eso sí, en adelante entraría en una larga crisis que culminará en 1923.

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